Bailaban juntos merengue
y lo hacían tan pegados
que al terminar, con frecuencia,
estaban los dos pringados.
oOo
La casilla de la Iglesia
no marca al hacer la renta.
Si ve una cambia de acera,
por si se lo tiene en cuenta.
oOo
Antes de hacerse el sorteo
era el mozo Bernardino,
pero al tocarle Melilla
pasó a ser el quinto pino.
oOo
Ha invertido su dinero
en bonos y obligaciones.
Yo, como no tengo plata,
soy libre sin condiciones.
oOo
No es que yo suela quejarme
de frío por friolero,
solo es que tengo en la suela
del zapato un agujero.
oOo
En ocasiones las acepciones de algunas palabras y los giros de algunas frases que utilizo son demasiado locales y resultan difícilmente comprensibles para algunos de vosotros, especialmente si no sois españoles. Generalmente no me doy cuenta y son vuestras observaciones y preguntas —que agradezco— las que me ayudan a comprenderlo.
SEGUNDA ESTROFA. En la declaración de la renta (de impuestos) española, hay una casilla en la que el declarante decide si quiere o no que una pequeña parte de sus aportaciones se destinen a la Iglesia Católica.
TERCERA ESTROFA. Cuando existía el servicio militar obligatorio en España, se llamaba mozos a los jóvenes a los que les tocaba hacerlo y quintos cuando se sorteaba el destino al que debían incorporarse. La acepción ordinal de la palabra quinto es evidente y quinto pino es una expresión —creo que extendida— que hace referencia a un lugar alejado. Precisamente por encontrarse con frecuencia distantes del lugar de procedencia —además de en otro continente— las por otro lado entrañables ciudades africanas de Ceuta y Melilla solían ser los lugares menos deseados para cumplir con la obligación militar.
CUARTA ESTROFA. No sé si en otros países de habla hispana se utilizan también los términos bonos y obligaciones para hacer referencia a los activos financieros de renta fija en los que se puede invertir el dinero a corto y largo plazo respectivamente. La otra acepción insinuada de la palabra obligación es la habitual.